Si pudiéramos comparar el primer partido de liga que jugamos con el último, aunque fuera la final que perdimos el otro día, creo que la mejoría de todos y cada uno de los jugadores ha sido enorme.
Obviamente, al ser tan pequeños se nota mucho más esa evolución. Pero vamos, la satisfacción es enorme, tanto mia como de los jugadores.
A los chicos lo que les pone más nerviosos es cuando empieza a rodar el balón, más que sea en casa o fuera. A estas edades da un poco igual porque los padres, tanto fuera como en casa, animan mucho.
Se pueden trabajar muchísimas cosas. Incluso tácticamente, los niños han sabido aprender muy bien cosas básicas que les van a servir para toda la vida, para toda su carrera como futbolistas.
Estoy muy contento con la capacidad que han tenido ellos de querer aprender.